miércoles, 20 de agosto de 2014

La cerámica ayuda a visualizar la vida de pueblos andinos



Avance tecnológico, religión e incluso comida son algunas de las pistas que otorgan las cerámicas al arqueólogo, como aseguró el investigador Andrew Roddik, quien hoy hablará sobre la orfebrería en la cuenca del Titicaca.

Roddik dictará esta noche, dentro del programa de la Reunión Anual de Etnología (RAE) del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), la conferencia magistral “Trazo e itinerario: (Re) definiendo la cadena operatoria de la cerámica en la cuenca del lago Titicaca”.

El investigador y docente de la Universidad McMaster de Canadá trabajó durante una década investigando las culturas de la zona andina previas al surgimiento de Tiwanaku y para ello los restos de vasijas y otros utensilios son algunos de los principales elementos de estudio.

Una de las ventajas de estos objetos es que son muy resistentes al paso del tiempo. Roddik define que son “casi como piedras sedimentarias”, lo que permite seguir el proceso de una civilización de forma más acertada.

“Para mí la cerámica es excelente, ya que cada una de las piezas son como partes de un cuerpo y me permiten seguir los procesos culturales y sociales de las civilizaciones que se formaron en la zona del lago Titicaca y en el resto del área de los Andes”, explicó el arqueólogo.

El mismo material de las obras provee información sobre la cadena productiva empleada por sus creadores, quienes extraían la arcilla necesaria y le daban distintas formas. La charla se enfocará principalmente en el denominado periodo formativo tardío, que ocurrió un siglo antes del surgimiento de la cultura tiwanakota.

Roddik indicó que antes del surgimiento del imperio existió un sistema de centros rituales a lo largo del altiplano. Fue en esa época cuando se presentaron cambios drásticos en la organización social y en la economía, como la introducción de nuevos productos, como el maíz.

“Poco a poco comienzan a surgir centros cada vez más grandes y que compitieron entre ellos; al final Tiwanaku fue el lugar que ganó, cuando se produce una gran explosión en la que todo cambia en el altiplano boliviano de forma muy rápida”, agregó.

Esto se ve retratado en la cerámica. Elementos como la cocción muestran un acelerado desarrollo tecnológico, ya que las obras tiwanakotas muestran gran control.

Otra cualidad de la cerámica, aseguró Roddik, es que la tradición continúa en diferentes regiones del lago y su uso y conceptualización difieren de comunidad en comunidad y es afectada por los cambios sociales. “En Chijipata (Batallas) se llaman olleros, ya que producen elementos de uso cotidiano, mientras que en otros se trabaja para vender al turista, mostrando diferentes visiones”, indicó.


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