En las orillas del lago Titicaca, desde ayer se yergue otra vez la figura lítica del Coloso de la gran serpiente Tupac Katari.
Esta efigie es la pieza más importante del complejo arqueológico de Ch’uku Pirka, localizado en la comunidad Santiago de Ojje, en el municipio paceño Tiquina.
Su levantamiento y los descubrimientos realizados en la zona se han convertido en causas suficientes para continuar con las excavaciones e investigaciones en el complejo pétreo, del cual se ha determinado que se trataría de una fortaleza militar perteneciente a un estado arcaico del primer siglo después de Cristo, es decir que tiene una antigüedad de dos mil años.
Emprendimiento
El arqueólogo Luis Miguel Callisaya, uno de los investigadores que trabaja en el lugar, explicó que desde tiempos inmemorables los habitantes de la zona admiraron una gran cantidad de piedras trabajadas que cubrían un área de aproximadamente una hectárea, distribuidas en medio de sus cultivos. Entre éstas se encontraba desenterrado un lito tallado, de forma irreconocible, que suscitaba la curiosidad de los locales y se encontraba expuesto a los avatares del clima, sufriendo por muchísimo tiempo daños a raíz de las aguas estancadas.
Indicó que si bien investigadores como Wendell Bennett, Artur Posnasky, Max Portugal y Carlos Ponce hicieron algunos registros en el lugar, éstos fueron superficiales. Además, en la pasada década, los comunarios más ancianos, por temor a recibir algún tipo de castigo por las divinidades, evitaron que arqueólogos realicen excavaciones.
Sin embargo, la comunidad decidió gestar la investigación y descubrir los misterios enterrados en la zona.
De esa forma, la Alcaldía de San Pedro de Tiquina, la Fundación Manuel García Capriles (Emegece), el Centro Internacional de Conservación del Patrimonio en Bolivia (Cicop), la Embajada de Bélgica, con la colaboración profesional de Callisaya, y Marcial Medina Huanca, llevaron a cabo un diagnóstico de la fortaleza, el que se dio a conocer ayer, develando al lito de la serpiente levantada y acomodada en su posición original.
Descubrimientos
Callisaya y Medina explicaron que el complejo arqueológico está compuesto por más de 50 piezas líticas labradas, cuyos pesos oscilan entre una y cuatro toneladas, que formaron parte de muros de cuatro metros de altura, formando una fortaleza rectangular con una superficie de una hectárea.
Manifestaron que en la zona también se encontraron boleadoras y puntas de flecha, lo que da cuenta de un combate de hace aproximadamente dos milenios, lo que también es apoyado por distintas mutilaciones a los litos del área.
Indicaron que las piedras están hechas de arenisca roja densa, provenientes de las canteras de Desaguadero y Guaqui, trabajadas con un estilo escultórico realista. También descubrieron que existe una alineación directa entre la efigie de la serpiente y la Cruz del Sur durante las cuatro estaciones del año, haciendo de la fortaleza un observatorio astronómico. Asimismo, indicaron que este lito también sería una materialización del mito de la gran serpiente o katari, la que recorrería el río de estrellas en busca de un lugar para fundar un pueblo y convertirse en piedra, una cosmogonía propia de varias culturas de la región.
Investigaciones futuras
Gonzalo García, presidente de Emegece, informó que los descubrimientos realizados impulsaron el trabajo interinstitucional que se inició, por lo que el Gobierno belga destinará un millón de euros para continuar con el trabajo de exploración de la zona. De igual forma, autoridades locales recalcaron que con estos trabajos lo que se busca es poner en valor a la zona y su historia, y así incentivar al turismo como herramienta para el desarrollo de la comunidad.
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