martes, 10 de febrero de 2015

Al encuentro de Puma Punku

“Si algún lugar es la prueba de la presencia de alienígenas en la antigüedad es Puma Punku, ¿Son las ruinas de Puma Punku el resultado de una ingenuidad casi inverosímil del hombre primitivo o son obra de unos poderes supremos?”; luego, Giorgio Tsoukalos añade: “Puma Punku es el único lugar del planeta Tierra que en mi opinión fue construido directamente por los extraterrestres”. Con estas frases comienza la introducción del capítulo “El Misterio de Puma Punku” correspondiente a una popular serie televisiva difundida por History Channel.

Influenciado en los escritos de Erich Von Däniken, la serie plantea un sinnúmero de incógnitas que parecen no tener una respuesta lógica. Puma Punku fue construido -según lo sostienen- mediante el empleo de técnicas avanzadas solo comparables a las sofisticadas tecnologías actuales, ¿Cómo sus constructores pudieron trasladar rocas de más de cien toneladas de peso desde la cantera hasta el destino final?, ¿Cómo pudieron hacer finos grabados y perfectos ángulos rectos sin las herramientas apropiadas?, ¿Podrían ser estas ruinas la evidencia de una civilización perdida en el tiempo?, son algunas de las preguntas más frecuentes que tratan de dilucidar. Algunos segmentos del programa hacen énfasis en los singula-res bloques H, al respecto nadie sabe exactamente para qué sirvieron; hay especulaciones que desde mi punto de vista, no son tan convincentes, desde la que sostiene que fueron parte de las bisagras de una enorme puerta lítica, hasta la más fantástica que señala que -una vez ensamblados- sirvieron de pla-taforma de lanzamiento de naves voladoras; pero al mar-gen de ello, lo único comprobable y cierto es que son muy requeridos por turistas y estudiosos para tomarles numerosas fotografías, pues su fama alcanzó niveles internacionales. Con todo y a 3.845 metros de altitud, las monumentales obras de Puma Punku, aún mantienen el velo en suspenso a la espera del aporte de nuevas hipótesis, teorías y descubrimientos que descifren el verdadero propósito para el que fue construido.

El polifacético arqueólogo boliviano, de origen austriaco Arturo Posnansky fallecido en 1946, fue uno de los más grandes investigadores de la cultura tiwanacota, causó controversia al proponer una teoría alternativa respecto a su origen. Mediante cálculos arqueo-astronómicos dató su edad en 15.000 años a.C., algo poco o nada creíble para la comunidad científica ortodoxa. También afirmó que Puma Punku fue un templo consagrado a la luna, donde existían recintos y habitáculos en las plataformas con los asientos en los bloques cabeceras, específicos para los “pu-mas sagrados”, predestinados para el culto a este astro.

En el ingreso del complejo arqueológico -textualmente- se lee: “PUMA PUNKU EL MAYOR TEMPLO TIWANACOTA DESCUBIERTO, A LA FECHA SE OBSERVA AL ESTE INMENSOS BLOQUES FINAMENTE PULIDOS, EL MAYOR DE ELLOS PESA 132 TONELADAS 3 PLATAFORMAS CONSTRUIDAS A BASE DE SILLARES, UNA PLATAFORMA SUPERIOR CON PLANTA EN U Y PISO DE OCRE ROJO, CANALES DE DRENAJE UNIDOS CON GRAPAS DE COBRE, Y UN PATIO INTERIOR EPOCA IV”.

Puma Punku quiere decir la “Puerta del Puma”, se encuentra a 1 kilómetro del templo de Kalasasaya y a 72 kilómetros de la ciudad de La Paz; ocupa aproximada-mente dos hectáreas de superficie. De estructura piramidal, es conocido por sus enormes bloques de andesita trabajados con extraordinaria precisión de corte y colocación; se piensa que fue erigido al finalizar el periodo Clásico de Tiwanaku, pues la técnica es mucho más refinada que la de otras construcciones. En la parte superior de esta edificación, se halla un pequeño templete con sus respectivos ca-nales de desagüe y hacia el oeste se observan los restos de lo que fue una es-calinata de acceso.

“Ellas son, posiblemente, las ruinas más antiguas y las más desconcertantes sobre la faz de la Tierra. Es difícil imaginar que no sean conocidas como una de las mara-villas del mundo como la Gran Pirámide. Espectacular por derecho propio, es la Gran Pirámide, sin embargo, palidece en comparación con las ruinas de Puma Punku en Tiwanaku, en América del Sur”, expresa una página virtual como desafian-do a conocerlo y después cada quien se ponga a formular su propia hipótesis…

Y como siempre me pasa, también me dediqué a observar la fauna del lugar. Mientras las kelluallas (gaviotas andinas) sobrevolaban las ruinas arqueológicas en busca de alimento, una familia de pampa huancus (cobayos silvestres) se metía apresurada en su madriguera para poner-se fuera del alcance de mi mirada. Una apasanka (araña de gran tamaño) y un escarabajo que se resguardaban debajo de una piedra, parecían enfadarse conmi-go por haberles perturbado inesperada-mente, metros más allá una oruga peluda y negra, de esas que abundaban por esta época en los alrededores de la urbe pa-ceña hasta la década de los ochenta (hoy extintas), asomaba solitaria en la rama de una planta rastrera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario