sábado, 19 de abril de 2014

Oruro pierde de a poco los rastros de la época prehispánica


Un hecho que debe ser atendido por los orureños en forma urgente, es el cuidado que deben tener los rastros de la época prehispánica de Oruro, que se encuentran en los cerros que están al pie de la ciudad y que estos desaparecen de a poco, como lo que se observó ayer, cuando un grupo de jóvenes visitó cerro por cerro, para conocer ese legado histórico.

El responsable de la "Ruta de la medianoche", Maurice Cazorla, organizó ayer en la madrugada una visita por los cerros de Oruro e identificar los sitios rituales de los Urus, el primer Calvario del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad; así como los lugares que fueron estratégicos durante la Revolución del 10 de Febrero de 1781. La mina de Jacinto Rodríguez y otros lugares de importancia ancestral.



CERROS

La travesía que tuvo la participación de 12 personas se inició desde la Plaza 10 de Febrero. El primer cerro de paso fue Santa Bárbara, donde fue erigido el monumento de la Virgen del Socavón. Luego se siguió el paso por el cerro Luricancho, allí se identificó la desaparición de uno de los siete sapos que tiene la ciudad, lugar considerado como sitio ritual en el tiempo del Carnaval.

Se presume que fue destruido recientemente, para establecer un parqueo de vehículos, colindante con el monumento a la Virgen.

Al llegar al cerro de La Tetilla, se encontró una pucara, que era utilizada por los Urus como un lugar de vigilancia, a la fecha sólo quedan vestigios de este sitio, piedras que están por los alrededores. Asimismo, se identificó varios sectores que están siendo utilizados para sembrar.

La caminata siguió por San Cristóbal y San Miguel sin ver muchos detalles debido a que en la planicie de estos cerros no había sitios expectantes. Más tarde, el desafío fue subir a la punta del cerro San Felipe, el más alto que tiene Oruro cerca de la ciudad.

Allí se encuentran las antenas de medio centenar de medios de comunicación, locales y nacionales. Se estableció que los caminos que abrieron hacia ese sitio, destruyeron las sendas prehispánicas que existían y servían de paso entre los cerros. Lo que quedó intacto en el lugar, pero cuyo ritual se perdió fue la "waca" del toro, una roca en forma de ese animal que antiguamente era venerada por los Urus y por los orureños en la época del Carnaval. Se observó que allí ya no recibe ninguna ofrenda.

Este hecho sucede a diferencia de otro de los sapos de la ciudad, que se encuentra en el mismo cerro, ahí si se alcanzan ofrendas, consistentes en mesas blancas y recibe la ch’alla de los creyentes. Muy cerca de ese sapo, está en un pequeño grupo Santiago, aunque se dice que fue confundido con San Felipe, montado en un caballo.

La caminata siguió, esta vez por el cerro Pie de Gallo, por el sector se encontraron una variedad de minas abandonadas, que fueron explotadas antes, durante y después de la Colonia. Un lugar un tanto peligroso por la topografía que tiene y por las trampas naturales. En la cima está el lugar que en otrora fue el primer Calvario, espacio ritual empleado en la época del Carnaval y que con el tiempo se trasladó hasta el atrio del Santuario de la Virgen del Socavón.

El recorrido siguió por el cerro Rubiales, nombre que le puso un español que se estableció en el lugar para explotar mineral. Por esta zona, pero más al Norte está la mina de Jacinto Rodríguez, héroe de la Revolución del 10 de Febrero de 1781. La travesía terminaba de a poco, después de subir y bajar los cerros, haciendo el paso esta vez por La Colorada y finalmente el cerro Cerrato donde se encuentra el Sagrado Corazón de Jesús, llamó la atención la invasión indiscriminada de los sectores sagrados como las estaciones del Vía Crucis.

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