Con el Willka Kuti o el retorno del sol se marca un ciclo más en el calendario andino amazónico, sin embargo hasta la fecha no existe una cifra exacta, sobre los años de celebración hasta la fecha. El líder del centro Wiñay Pacha, Pachakuti Acarapi, señaló que según el marataka (calendario andino) este año se celebran 160.522 años y no 5.522 como se pensaba.
Para Pachakuti, la versión de los 5.532 años viene de la mala interpretación de la filosofía y cosmovisión de los tiahuanacotas y de sus ciclos en el tiempo, ya que le dieron un valor de mil años a cada sol, sumando hasta el momento 5 mil.
“Con la ciencia moderna se pudo comprobar y corroborar que lo que queda de Tiahuanaco, los monolitos, la Puerta del Sol y otros restos arqueológicos, demuestra que cada pieza en el lugar no viene de hace cinco mil años, sino de hace más 160 mil años atrás”, manifestó Pachakuti.
Para el entendido, el mismo hecho que se cuenten con ruinas de ciudades pétreas en lugares cercanos a Tiahuanaco y en las profundidades del lago Titicaca hacen pensar que estas habrían sido construidas incluso antes de la era terciaria.
Sin embargo, varios otros estudiosos del tema señalan que habría otro calendario aprobado, proveniente de la provincia Pacajes, cuyo nombre proviene de los términos aymaras Paca - Jaques, que significan “hombres águila” o “hombres que traen la luz”.
“Existe un calendario aún más ancestral, que fue recuperado de la provincia Pacajes, que antiguamente abarcaba parte de las costas de Perú y Chile, además de una parte muy extensa de Bolivia y que es la que menos ha perdido de su historia, que hasta el momento sobrepasa los 40 mil años de conteo”, manifestó en un seminario de “Visión Cósmica de los Andes”, Fernando Huanacuni.
Este calendario habría sido guardado por mucho tiempo, debido a que los españoles consideraban a esta región, como una zona inhóspita, dejándola descuidada permitiéndoles conservar la cultura andina.
En este contexto, cabe recalcar que aún es una zona descuidada, ya que se ha dejado de lado el estudio de la región, siendo el norte chileno que se ha encargado de dar mayor atención y ayuda para recuperar los ritos y costumbres de esta región.
A pesar de una imprecisión de fechas y cifras, lo que aún se mantiene es la mística que tiene la salida de los primeros rayos de sol que renuevan de energías a todo ser viviente, sobre la Madre Tierra.
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