lunes, 27 de marzo de 2017

Geoglifos, patrimonio casi desconocido


IDENTIFICADOS

24 geoglifos fueron identificados en diversas zonas de Pando, según investigaciones en la región amazónica.

El patrimonio arqueológico de la Amazonía en la región de Pando y Beni es mucho más amplio de lo que algunos imaginan. Por ejemplo, existe la presencia de geoglifos, figuras hechas en la tierra por culturas ancestrales, que demuestran la presencia humana en esta región desde hace miles de años.

Los investigadores brasileños Ondemar Ferreira, Franklin Levy y Alceu Ranzi fueron los primeros en registrar y estudiar los geoglifos encontrados en los estados del Acre, Rondonia y Amazonas en Brasil, y donde actualmente se documentaron alrededor de 300 desde su primer hallazgo hace 40 años.

¿Qué es un geoglifo? “gea” significa tierra y “glifo” marca, señal. Para entender mejor este concepto es preciso describirlo como una estructura hecha en la tierra con forma generalmente circular, pero que puede tener otra apariencia, sus dimensiones son grandes y tiene una antigüedad de miles de años. Los geoglifos pueden ser apreciados en su totalidad desde el aire.

En Bolivia, en 2012, el investigador Lizardo Melgar encabezó una inspección y estudios de una estructura con estas características en Puerto Rico, Pando, dando lugar al denominado Geoglifo Guagima, similar a los geoglifos de Brasil.

Con el transcurso del tiempo y con las altas tasas de deforestación que se registran en la región norte amazónica, en Pando, se han descubierto alrededor de 24 geoglifos, según estimaciones del biólogo e investigador de la Universidad Amazónica de Pando, Julio Rojas Guamán.

Sin embargo, para Rojas aún quedan estudios a profundidad que deben realizarse para poder identificar las funciones que cumplían estos geoglifos, qué culturas habitaban en esta región, qué relación existía entre las poblaciones de estas tierras bajas con las de tierras altas, y otras interrogantes. Para este tipo de investigación es necesario el apoyo gubernamental.

“No solamente en temas de arqueología, en temas de biodiversidad falta mucho por investigar en la región donde tampoco hay suficiente apoyo. Creo que son políticas nacionales que tienen que cambiar para poder trabajar en estos temas”, apuntó.

Asimismo, Rojas destaca que no sólo basta conocer los orígenes y las actividades de estas culturas que vivieron desde hace miles de años en la Amazonía, sino considera importante aprender sobre sus métodos adaptativos a los cambios climáticos para poder implementarlos actualmente frente a los fenómenos climáticos actuales.

“Ver cuál puede ser la información que nos puede servir para poder enfrentar todos los cambios climáticos porque todas las especies de plantas que estas culturas han utilizado podrían ser nuevamente recuperadas para que sean las especies que puedan ser utilizadas como un proceso adaptativo a los cambios que se van a presentar en la región”, finalizó.

Mitos sobre la Amazonía

Según el biólogo Julio Rojas existen mitos sobre esta región que poco a poco van cambiando o descalificándose debido a los hallazgos de restos arqueológicos en diversas regiones de tierras bajas. A continuación alguno de esos mitos.

Imágenes grabadas en piedra, evidencia de la presencia de culturas ancestrales por preservar

Los petroglifos son imágenes grabadas en piedra por el hombre y datan de hace miles de años, forman parte del arte rupestre de culturas antiguas que utilizaban esta técnica para transmitir mensajes o rastros de su existencia.

La Amazonía boliviana no queda exenta de este tipo de manifestaciones, existen diversos lugares donde sus hallazgos ya han sido documentados, pero aún quedan más por descubrir e investigar.

Según la investigación Arte Rupestre en las Tierras Bajas de Bolivia, de los investigadores Mathias Strecher, Carlos Kaifer, Lilo Methfessel y Freddy Taboada –publicada en el libro En el Corazón de América del Sur 3 (Arqueología de las tierras bajas de Bolivia y zonas limítrofes) de la Biblioteca del Museo de Historia de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno en Santa Cruz–, a mediados del siglo XIX surgen las primeras investigaciones de estos rastros en la Amazonía boliviana.

Este estudio afirma que existen registrados 44 sitios de arte rupestre en la Amazonía de Bolivia, considerada una cantidad pequeña si se compara a los más de 1.000 sitios estimados en todo el país. Entre los lugares identificados están: seis sitios en el departamento de Pando, 12 en el Beni, 18 sitios en el norte de La Paz, dos en el norte de Cochabamba y cinco en el norte de Santa Cruz.

Entre las figuras que predominan en este tipo de arte están espirales, círculos y líneas en zigzag. Además, existen figuras compuestas y otras con un alto grado de complejidad.

Petroglifos en Cachuela

Esperanza

El biólogo e investigador del Centro para la Investigación de la Amazonía (CIPA) de la Universidad Amazónica de Pando, Julio Rojas, documentó la presencia de petroglifos en Cachuela Esperanza, Beni. Previamente, en 2002, un viajero alemán Torsten Unnasch, encontró estos vestigios que son accesibles en época seca del año, entre los meses de agosto a septiembre.

Para Rojas existe más un interés general por gente e investigadores extranjeros hacia este tipo de restos arqueológicos; sin embargo, los lugareños ven estos vestigios como algo normal y cotidiano, incluso su conservación está siendo amenazada por el uso de los petroglifos en la minería del oro en el río Madre de Dios.

“En la zona de Cachuela Esperanza, lamentablemente, muchos de estos petroglifos que están tallados en rocas los están utilizando como anclas en las dragas que se dedican a la extracción de oro”, indica.

Entonces, para el investigador es necesario darles el valor correspondiente. También es importante continuar con las investigaciones de estos símbolos tallados en piedra para conocer más sobre las culturas que los propiciaron y sobre sus funciones.

Asimismo. Rojas considera que el beneficio de potencializar las zonas donde se hallan los petroglifos amazónicos puede ser el tema turístico para poder difundir estas zonas arqueológicas y fomentar la visita de turistas en la región.

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