miércoles, 11 de enero de 2017

La manopla de Villa Abecia ha sido el secreto mejor guardado de Tiwanaku

En otros tiempos: guaranies, tomatas, chiriguanos y tribus del Chaco sur, parapetadas en las quebradas y manantiales en medio de rocas algarrobas y cardos daban fieras batallas contra los invasores del Norte, un arma de combate muy especial hizo que no se perdieran los combates, un arma tipo manopla de piedra, resulta ser tan antigua como el propio espacio arqueológico de Tiwanaku.

En las quebradas de Achuma y Comataqui (Actualmente Villa Abecia y Sud Cinti), dos líderes identificados como Camataqui (guaraní) y Yasca, apellido de un capitán quechua, se enfrentaron con su gente armada, durante varios días de contienda. Las fuerzas de Yasca, del imperio de Huayna Capac, retornaron victoriosas hacia el norte, en el solsticio de invierno de 1525.

Aquellos remotos parajes quedaron teñidos de rojo carmín, siendo estos lavados por la lluvia y el viento.

Un arma muy especial hizo que las batallas entre Camataqui y Yasca, no se perdieran; un tipo de manopla tan antigua como Tiwanaku. Esta manopla, hallada por casualidad en uno de los chullperios, junto a puntas de flechas, es el único vestigio de aquellos encuentros.

ELABORACIÓN DE LA MANOPLA

Según la investigación de Luis Alfredo Loaiza Ossio, excatedrático de la Facultad de Artes de la Universidad Tomás Frías, “se pudo constatar que existe una especie vegetal singular y exclusiva del Cañón de los Cintis; este arbusto se conoce con el nombre de Pillagua, el cual disecado y quemado produce una ceniza muy obscura, está mezclada con una polenta de maíz, que es usada para la fabricación de legía, pero además esta base de preparación, adicionando otros ingredientes alquímicamente preparados –según los lugareños– se usaban para la elaboración de armas y utensilios, ya que estos se endurecían tanto como las piedras.

¿No será esta la materia que usaban los tiwanakotas para realizar las grandes edificaciones? Según Loaiza, esta puede ser la respuesta para comprender como se trabajaron aquellos enormes monumentos, hace miles de años, las enormes piedras que encajaron perfectamente hasta en doce ángulos y fueron unidas milimétricamente en Cusco.

EL SECRETO

La manopla a todas luces puede ser la prueba objetiva del uso de este elemento. Esta pieza fue analizada físicamente en la UMSA por la Facultad de Tecnologías y Construcción Civiles, donde se concluyó que “No fue esculpida por ningún instrumento cortante ni raspante, es decir fue moldeada en estado fresco, se produjo lonja a lonja, con un material de 16 cm x 4cm de ancho y 2 cm de espesor, además fue curveada sobre un molde cilíndrico, donde encaja perfectamente el ancho del dedo de una persona promedio, a la cual se añadió otra capa curveada abriendo la superficie externa de 11 a 4 cm.

Dentro de la manopla, hay múltiples detalles que hacen que el instrumento puede ser usado con el puño cerrado.

Después de realizar todo el trabajo de investigación, Luis Alfredo Loaiza Ossio afirmó: “Con todo este argumento verídico, se pueden dar luces a muchos interrogantes que el hombre se ha cuestionado en la historia y creo que las respuestas están mucho más cerca de nuestros ojos”, concluyó.

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