domingo, 20 de septiembre de 2015

En el casco viejo de la Villa Imperial hallaron huesos de indígenas y africanos, en un lugar que solo estaba reservado para los españoles.



Las calaminas que reflejan los rayos solares del mediodía y los ruidos dentro de la zona restringida muestran que se están llevando a cabo trabajos de remodelación en la plaza 6 de Agosto, situada en la parte superior de la plaza 10 de Noviembre, de la ciudad de Potosí. Parece ser otra labor de restauración para mejorar el aspecto de la urbe, pero en esta ocasión se desvela un hallazgo histórico.

Los arqueólogos identificaron la osamenta de al menos 20 indígenas y tres africanos, ahí mismo, en el corazón de la Villa Imperial, en un sitio que estaba vetado para ellos. Es la primera vez que se tiene un registro de estas características. Existía el convencimiento de que los únicos que eran enterrados cerca de las iglesias eran españoles, pues aquella cercanía los acercaba al cielo.

Escape habló con los descubridores de estos restos en la Villa Imperial. Se trata de un viaje por la historia que puede dar mayores luces sobre la época colonial.

Bajo el sol abrasador de septiembre, pero con el frío propio de una urbe a casi 4.100 metros de altura, los arqueólogos trabajan en un costado de la Catedral potosina. Son tres hombres vestidos con trajes blancos de plástico, tapabocas, guantes de látex y sombreros de ala ancha.

Después de limpiarlos con mucho cuidado y observarlos con detenimiento, acumulan calaveras y otros restos óseos en cajas de cartón que alguna vez llevaron manzanas en su interior. Se trata de huesos de 460 personas del siglo XVIII.

“Estamos en el proceso de limpieza de cráneos para obtener más información. Hablamos de gente indígena, pero también estamos confirmando la presencia de afrodescendientes, aunque también puede haber algunos mestizos, lo que verificaremos con los trabajos de laboratorio”, informa el arqueólogo Delfor Ulloa, uno de los especialistas que realizan un estudio respecto de la procedencia de estos restos, sus edades y las causas de sus fallecimientos. Las primeras conclusiones refieren que los huesos son, en su mayoría, de criollos y españoles; aunque se han descubierto más de 20 indígenas y tres africanos.

Marvin Torrejón, director de Patrimonio Histórico del Gobierno Autónomo Municipal de Potosí, confirma que es el primer estudio arqueológico de un osario encontrado en la parte central de lo que se denominó Potosí Colonial.

Llama la atención la presencia de restos de afroamericanos e indios en estas zonas, pues los dominios de los españoles estaban cerca de los templos, explica la guía del templo de San Francisco Patricia Pimentel. “Ellos indicaban que al ser enterrados aquí, cerca del altar, podían subir directamente al cielo y, de esa manera, salvar sus almas, era como comprar el cielo”.

Las clases bajas no debían ser enterradas cerca de los templos, pues se creía que no tenían alma. Eran otros tiempos.

Fue allá por 1545, cuando Diego Huallpa descubrió filones de plata en el Cerro Rico de Potosí. Entonces, la vida cambió en la región y la comarca se convirtió en una urbe próspera. Ansiosos por hacerse millonarios, miles de personas llegaron desde España y otros países de Europa.

Fueron tantas las historias de la riqueza de la Villa Imperial, que Miguel de Cervantes ayudó a que se popularizara la frase “vale un Potosí” como expresión de que algo cuesta una fortuna: “Si yo te hubiera de pagar, Sancho —dijo en cierto momento el Quijote—, conforme lo que merece la grandeza y calidad de este remedio, el tesoro de Venecia, las minas de Potosí fueran poco para pagarte”, refiere parte de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

El hallazgo de plata en el Cerro Rico ocasionó que en los primeros 18 meses arribaran 14.000 personas a la ciudad, mientras que 25 años más tarde, cuando el virrey Francisco de Toledo mandó a hacer el primer censo poblacional, fueron cuantificados más de 120.000 habitantes.

Asimismo, la presencia de africanos fue temprana. En el censo de 1611 se reportaba que de los 160.000 ciudadanos en la Villa Imperial había “6.000 negros, mulatos y zambos de entrambos sexos de diversas provincias del mundo”. La mayoría de ellos trabajaba para sus amos en el cerro o en labores domésticas, “representando un símbolo de ostentación social: cuantos más esclavos, más poder social”, indica el estudio La Villa Imperial, de Consuelo Varela.

Como los africanos no se adaptaban al trabajo y al frío de la Villa Imperial, su población decreció de forma acelerada, por lo que el virrey Toledo reorganizó el sistema de mita que había sido practicado por los incas. Éste consistía en obligar a los indígenas que residían en las 16 provincias que formaban parte de la distribución de territorios a favor de los españoles —que se extendía desde Cusco hasta Tarija—, con edades entre 18 y 50 años. Éstos trabajaban en las minas un determinado tiempo a cambio de un salario diario más bajo del que recibían los ciudadanos “libres”.

Las diferencias étnicas en la Villa Imperial no solo se reflejaban en el sistema de trabajo, sino también en los entierros, que se efectuaban en los templos. El historiador Carlos Ostermann señala que en la parte interna de las parroquias sepultaban a personajes que habían colaborado con la Iglesia, en el área del altar mayor estaban los sacerdotes, y en la parte baja, los niños.

En cuanto a los indígenas y africanos, ellos eran inhumados generalmente en templos situados en barrios de indios. Y se dudaba que hayan tenido alma.

En la actualidad, del esplendor de aquella ciudad colonial solo quedan estudios y textos históricos; las iglesias católicas —que parecen haber sido construidas en cada esquina del casco viejo— y algunas infraestructuras representan el testimonio de la riqueza y decadencia de la urbe.

El martes 9 de junio de este año —al menos 400 años después del descubrimiento de Huallpa—, obreros de la empresa Velca y Asociados, que se encarga de la remodelación de la plaza 6 de Agosto y sus alrededores, iniciaban los trabajos de tendido eléctrico, para lo cual realizaban las excavaciones. A una profundidad de 50 centímetros, uno de los empleados encontró un hueso humano. Inmediatamente se paralizaron las obras, se entregó la información a la Dirección de Patrimonio Histórico de la Alcaldía y se acordonó el lugar.

Luego de tres meses, detrás de las calaminas que reflectan los rayos solares, los especialistas se diferencian de los demás porque visten de blanco y recogen los restos óseos con mucho cuidado.

El arqueólogo Ulloa informa que están concluyendo la recolección de osamentas, que se encontraban en cuatro pozos, con una extensión aproximada de 18 metros.

“Hemos estudiado las dimensiones de los huesos largos, que nos muestran las estaturas y algunas características de dimensiones del cráneo”, agrega. Según el análisis preliminar, las mujeres de la época medían 1,55 metros, mientras que los varones, 1,60. Empero, también hallaron huesos más largos, que hacen presumir que se trata de gente proveniente del continente africano, con una estatura de entre 1,75 y 1,80 metros.

Junto a los restos hallaron objetos que dan señales de la época a la que pertenecían ellos. “Los entierros de los indígenas y afros, que estaban en los niveles superiores, están asociados con un periodo posterior a los españoles y criollos. Según la cerámica que tenemos se trata de individuos del siglo XVIII”. Se cree que se trata de un entierro secundario, es decir que los huesos fueron trasladados desde otro lugar de la ciudad.

Otro dato que llama la atención es que más del 50% de los varones tuvo al parecer una muerte violenta, “ya sea por golpe contundente, perforación por arma filosa; hay otros que tienen evidencias más pequeñas, posiblemente de proyectiles”. Como ejemplo, Ulloa muestra un cráneo con una perforación profunda de al menos diez centímetros en la parte frontal.

Es por ello que la comuna contrató a especialistas que harán un estudio genético para determinar los datos más representativos de estos individuos. Luego se realizará la reconstrucción facial de diez cráneos para que sean expuestos en un museo. “El objetivo es tener certeza y datos reales de los hechos que han ocurrido en nuestra ciudad, que también nos van a servir para el trabajo de rehabilitación del centro histórico de Potosí”, anuncia Torrejón.

La mañana del viernes 11 de septiembre ha concluido el trabajo de campo, por lo que tres camionetas están repletas de huesos, que fueron depositados en cajas de cartón que antes eran de manzanas.

Si bien hasta el momento no se han terminado los análisis, Ostermann sostiene que no hay ninguna novedad en el hallazgo de indígenas y afros, ya que el lugar donde se encontraron los restos pertenecían a la iglesia de la Orden de los Betlemitas, que administraba un “hospital para indios”, a finales del siglo XVII e inicios del XVIII.

Historia profunda de catacumbas

Las historias en torno a los entierros son constantes en la Villa Imperial, que inevitablemente llevan a hablar de las catacumbas que se encuentran en el casco urbano.

La plaza 10 de Noviembre está rodeada por varias infraestructuras antiguas, como la Catedral, la iglesia San Francisco o la antigua Casa de la Moneda de Potosí —que ahora está ocupada por el gobierno municipal y el Palacio de Justicia— que, de acuerdo con exfuncionarios municipales, tienen conexión entre sí. El encargado de Patrimonio dice que existe la versión de que los túneles pasan debajo de la Plaza de Armas.

Con esos datos, la comuna dispuso de 66 millones de bolivianos para restaurar las galerías subterráneas y hacer estudios que verifiquen o desechen la tesis de que hay conexión entre las infraestructuras.

Para verificar las versiones, Escape visitó la catacumba de la comuna, cuyo ingreso está flanqueado por bolsas de cemento, envases de pintura, calaminas, palas y otros objetos, debido a que hasta hace poco este espacio era utilizado como bodega.

En los siguientes cinco metros se nota el túnel de piedra cuyo final tiene un muro de yeso, desde donde al parecer existe un hueco que transporta a otro sitio desconocido. El piso de tierra tiene charcos y de las paredes salen gotas de agua cristalina, por lo que el ambiente es frío y húmedo.

“En épocas de convulsión política han intentado utilizar este espacio como vía de escape, pero no hemos avanzado más en las prospecciones”, explica Torrejón.

Una posible conexión con este túnel puede ser la iglesia de San Francisco, a unos metros de la plaza principal, donde se encontraron cuatro catacumbas.

La guía Patricia Pimentel explica que las criptas son de 1547, de la primera construcción, y que no fueron destruidas porque funcionaban como cementerio. “Solo se podía enterrar a personas de la nobleza, a frailes de la orden y a los españoles”, en tanto que los indígenas y africanos eran vetados porque “no tenían alma propia”.

El ingreso a la catacumba tiene apilados restos óseos y una cruz de madera. El piso y las paredes están hechos de piedra, donde también se percibe la humedad. El agua pasa por la parte central, en una especie de canal que lleva a un pequeño hueco, esto debido a que en años pasados el río Casimayu pasaba por este lugar. En estos ambientes se encuentra el único catafalco de la época colonial que quedó en Potosí. Es un armazón de madera antigua con forma de cuna que servía como transporte y para velar a los difuntos.

Hay especulaciones de que existen conexiones entre las criptas del casco central potosino. Según esta tesis, uno de los túneles une el templo de San Agustín, el actual colegio Pichincha, el teatro Modesto Omiste y el templo de La Merced. El otro conectaría el anterior templo de la Compañía de Jesús, el colegio Santa Rosa y el primer templo Santa Rosa. El otro comprende el Colegio Franciscano y la iglesia de Copacabana, mientras que el último está ubicado en el templo de San Benito.

Al respecto, Osvaldo Cruz, especialista en restauración de bienes del patrimonio, sostiene que las catacumbas no tienen ninguna relación entre ellas, sino que se trata de canales para evitar que la humedad dañe la estructura de las edificaciones. “Tanto en Potosí como en La Paz, Arequipa, Lima y Santiago de Chile, las catacumbas eran parte de las estructuras de las iglesias. Ahora, de que hayan construido algún túnel de comunicación para escapar, es muy posible”, comenta Ostermann.

La Villa Imperial no solo tiene al Cerro Rico de Potosí como una riqueza que fue “envidia de los reyes”, sino que su suelo guarda reliquias que pronto serán parte de la oferta turística. Mientras, los trabajos de restauración continúan en la plaza 6 de Agosto, que seguramente contiene reliquias más brillantes que el sol del mediodía en la mañana radiante de septiembre.

La iglesia que se convirtió en mercado y después en plaza

El Gobierno Autónomo Municipal de Potosí, a través de la empresa Velca y Asociados, está llevando a cabo trabajos de restauración y refuncionalización de la plaza 6 de Agosto, conjuntamente con la plaza Alonso de Ibáñez y el pasaje Boulevard, en el casco viejo de la Villa Imperial, con el objetivo de que forme parte de un circuito turístico que atraiga a visitantes nacionales y extranjeros.

Para esta labor se están invirtiendo Bs 7,5 millones, financiados por el Gobierno, la Gobernación y la Alcaldía.

Según Marvin Torrejón, director de Patrimonio Histórico, en una primera etapa este terreno estaba ocupado por el Templo de la Misericordia, uno de los más antiguos de la capital, pero estaba hecho de adobes, lo que ocasionó que colapsara. El historiador Carlos Ostermann afirma que el lugar donde se está trabajando también formaba parte del hospital de la Orden de Betlemitas, que se dedicaba a sanar a la población indígena.

El arqueólogo Delfor Ulloa añade que el templo se convirtió en un mercado y área de comercio, para posteriormente ser empleado como plaza.

En la mitad de la plaza 6 de Agosto, que en sus inicios tenía 44 arcos, está un obelisco, construido en 1851, obra de José María Trigo, por mandato del presidente Manuel Isidoro Belzu, indica la nota Cráneo bajo los pies, escrita por Óscar Díaz Arnau y publicado por el Correo del Sur.

En la actualidad, los trabajadores están reconstruyendo los arcos del triunfo, que durante la Colonia se encontraban en este espacio.




miércoles, 16 de septiembre de 2015

Los restos encontrados en Incauhasi tienen 2.300 años

Los restos arqueológicos encontrados por la empresa petrolera Total el año pasado en el campo Incauhuasi de la comunidad Caraparicito, tienen una antigüedad de entre 1.800 y 2.300 años, según informó en una conferencia ayer Óscar Ortiz, presidente de la Comisión de Pueblos Indígenas e Interculturalidad del Senado.
Este hallazgo estuvo cubierto de polémica, ya que se lo hizo el año pasado después de que accidentalmente la petrolera removiera un antiguo cementerio indígena, dañando los restos arqueológicos, entre los que se encontraban 78 piezas óseas. También se encontraron de manera fortuita otras piezas arqueológicas como cerámicas y objetos de piedra, provocando la molestia de las comunidades guaraníes. Por ahora la petrolera, el Gobierno nacional y la Asamblea de Pueblos Guaraníes (APG) están en conversaciones para ver si se llega a un acuerdo con respecto al destino que tendrán estas piezas arqueológicas.

Estudios

“Hemos podido apreciar con pruebas de Carbono 14 efectuadas por una universidad de Estados Unidos, que este yacimiento arqueológico tiene entre 1.800 y 2.300 años, según los distintos cuerpos encontrados. Nos parece que es realmente un patrimonio cultural de la Nación Guaraní, y en conjunto del pueblo boliviano”, mencionó el senador Ortiz.

Ortiz dijo que lo ocurrido en el campo de Incahuasi debe ser un punto de inflexión a tomar en cuenta para exigir en el futuro los estudios previos en los terrenos y así evitar estas desgracias para la cultura boliviana.

Lo que Ortiz no quiso asegurar es si habrá alguna sanción a la empresa petrolera, sino que explicó que el ministerio de Culturas realizará un proceso de evaluación para ver qué acciones se toman.

El senador añadió que una de las propuestas de los guaraníes es la construcción de un centro de interpretación cultural que funcione como museo para depositar ahí los restos, en lugar de volver a enterrarlos, algo que pedían al principio.

Por su parte Domingo Julián, presidente de la APG, dijo que hoy se reunirán las 23 capitanías guaraníes para decidir qué acciones tomar respecto a este tema tan importante para ellos

martes, 15 de septiembre de 2015

Conferencia arqueológica internacional será en Oruro

En conferencia de prensa en la Unidad de Comunicación del Gobierno Autónomo Departamental de Oruro (Gad-Oru), ayer se presentó de manera oficial la primera conferencia arqueológica, para la apropiación cultural y la revalorización del legado arqueológico del departamento de Oruro "Oruro: 1200 a.C. la cultura Wankarani a la luz de las investigaciones".

En dicho acto se puso de manifiesto lo importante de la actividad que se desarrollará el 21 y 22 de septiembre, con la participación del país, como de Chile, quienes se muestran como expertos en la investigación de esta cultura milenaria.

Para el secretario de Cultura del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro (GAMO), Fabrizio Cazorla, es una oportunidad para defender la cultura milenaria, que es la raíz de las tradiciones y costumbres del departamento.

"Queremos augurar el mayor de los éxitos, pero además ratificar que para los orureños nos falta conocer mucho más de nuestra cultura antropológica y todo aquello que como orureños tenemos que ratificar, ha habido la idea que esta conferencia debía realizarse desde la ciudad de La Paz y creemos que ha sido un reto o una obligación nuestra que como orureños defendamos el epicentro de la cultura Wankarani", enfatizó.

Los expositores que estarán en esta actividad son: Jorge Llanque Ferrufino, José Capriles Flores, Adolfo Pérez Arias, José Pacheco Almanza, Mauricio Machicado Aruquipa y Carlos Carrasco Gonzales (Chile), el lunes 21 de septiembre en el salón Libertad del Municipio, desde las 08:30 horas.

El martes 22 de septiembre, estarán los expositores Jimena Cruz Mamani (Chile), Mauricio Uribe Rodríguez y Marcos Rodolfo Michel López, desde las 09:00 horas en el salón de actos de la carrera de Antropología.

Para la representante de la empresa Strategia Turística, Ximena Villa Íñiguez, esta actividad servirá para mostrar al mundo la importancia que tiene Oruro en la evolución de Latinoamérica.

"Lo que nosotros queremos es mostrar lo que Oruro tiene como patrimonio, que muchas veces llegamos a desconocer, Wankarani es uno de los iconos que nosotros manejamos y a razón de eso es que se está realizando esta primera conferencia, los objetivos son varios, pero quiero apuntar tres, el de difundir y valorizar esta cultura, dar a conocer los trabajos de investigación, además de fortalecer políticas culturales", enfatizó.

Por su lado el secretario Departamental de Cultura y Turismo, Marcelo Lara enfatizó en la necesidad de que los orureños conozcan su pasado ancestral, a través de estas investigaciones que se basan en la cultura Wankarani.

"Los arqueólogos, investigadores que van a estar presentes son de primera línea, las investigaciones que se van a presentar son reciente, datos nuevos, puesto que es importante que estos elementos nos van a ayudar a comprender cuál es nuestro pasado, estoy muy convencido que Wankarani es uno de los primeros pueblos que han habitado esta región", remarcó.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Hallan fósil de jabalí en el centro de Sucre




En Sucre se encontró un jabalí o chancho silvestre que habitó en esta zona hace 12.000 años. Lo que llama la atención de los investigadores es que este hallazgo se produjo en una casa del centro de la ciudad.

El sábado 5 de septiembre, el paleontólogo Omar Medina recibió una fotografía a través del servicio de mensajería WhatsApp en su teléfono. Era de un estudiante de arquitectura, Marco Fonseca, que le comentaba la existencia de supuestos fragmentos de huesos fósiles en la construcción de una vivienda perteneciente a la familia Ordóñez, ubicada a seis cuadras de la plaza 25 de Mayo y a dos del parque Simón Bolívar.

A raíz de esa imagen, inmediatamente Medina y su equipo se dirigieron al inmueble que se encuentra en etapa de construcción y se logró rescatar de los escombros una parte de una mandíbula de un pecarí, parecido a un chancho silvestre o jabalí.

La pieza fue sometida a un estudio preliminar y se realizaron tomas fotográficas con escala, las que fueron enviadas a los paleontólogos Daniel Perea (Uruguay), Fernando Novas y Federico Agnolin (Argentina) y Mario Suárez Riglos, Bernardino Mamani, Ricardo Céspedes y Omar Medina (Bolivia). Todos certificaron que se trata del fragmento mandibular de un pecarí (Familia Tayassuidae).

La pieza mide unos seis centímetros y se aprecian dos molares con cúspides y cíngulos bien definidos. Los paleontólogos extranjeros y nacionales coincidieron en que este animal pertenece al Pleistoceno que vivió hace 12.000 años. Esta edad fue determinada con base en los sedimentos encontrados en la vivienda y que está compuesta por conglomerados como la grava, arena, limo y arcilla, además por encima de ello una franja de toba (ceniza volcánica).

Medina señaló que el pecarí era muy parecido a los actuales cerdos, con un hocico que terminaba en una punta cartilaginosa y con ojos pequeños con relación al tamaño de su cabeza. Medían entre 90 y 130 centímetros de largo con un peso aproximado de 40 kilogramos. Al igual que los cerdos, solamente usaban los dos dedos centrales de sus patas delanteras para caminar. Este animal tenía por costumbre realizar sus actividades en la noche y por su carácter social formaban rebaños.

Medina hizo referencia a una investigación del paleontólogo argentino Carlos Rusconi, quien en 1930 describió los restos fósiles de una antigua especie de pecarí del Pleistoceno (periodo geológico que terminó hace unos 10.000 años) y le dio a esa especie el nombre de Catagonus Wagneri. A pesar de que estos animales se creían extinguidos, en los años 70, Rusconi los observó en la zona del Chaco chuquisaqueño.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Hallan el hueso de pecarí prehistórico en una casa


SIN DETERMINAR

El pecarí de la familia Tayassuidae apareció en la tierra hace tres millones de años, de la pieza de la mandíbula que fue encontrada aún no se determinó el tiempo de antigüedad.

El hueso de un pecarí prehistórico fue encontrado en pleno centro de Sucre, cuando construían una vivienda en la calle Pastor Sainz. Por ahora no se conoce el tiempo de antigüedad, pero el hallazgo es de sumo interés porque el pecarí, cuyo origen data de hace tres millones de años, no está extinguido, sino que tiene su hábitat en el Chaco.

El hallazgo fue confirmado por el paleontólogo Omar Medina quien informó que luego de observar la pieza que corresponde a la mandíbula del animal prehistórico y de hacer consultas a otros miembros de una red de paleontólogos, es posible asegurar que corresponde a un pecarí de la familia Tayassuidae.

El fósil fue encontrado mientras los obreros de la construcción de una vivienda se encontraban excavando las zapatas para colocar las columnas.

La presencia del fósil inmediatamente fue comunicada a los propietarios de la construcción y éstos a su vez se contactaron con Medina, para que hiciera el análisis correspondiente.

A decir de Medina, la pieza fue analizada conjuntamente los paleontólogos Fernando Nova y Federico Argnoli de Argentina y Bernardino Mamani de Bolivia. Este trabajo de identificación inició el sábado pasado mediante interconsultas para llegar a certificar los profesionales que es una especie de jabalí que se creía extinto.

Lo curioso de este hallazgo, según el especialista, es que este animal prehistórico aún continúa con vida en el planeta y está localizado en la región del Chaco chuquisaqueño.

De hecho, es un animal salvaje conocido también como chancho montés que es atrapado para el consumo humano. Otros también lo conocen por su propio nombre: pecarí.

Otro dato que añadió a este descubrimiento Medina es que durante mucho tiempo un investigador chileno estuvo dedicado a su estudio, pensando que el animal se había extinguido.

Para sorpresa del profesional, este animal aún pervive y se desarrolla plenamente en la región del Chaco de Chuquisaca.

Hasta ahora, esta es la única pieza que se logró encontrar en Sucre de este animal prehistórico, en una ciudad donde hay una marcada presencia de restos fósiles.
Un dato curioso es que este pequeño hueso fue encontrado en el inmueble donde funcionaba el local “La Tranquera”, especialista en chicharrón de cerdo.


domingo, 6 de septiembre de 2015

Schütt, un boliviano tras las huellas de dinosaurios

DESCUBRIMIENTO ÚNICO

LA CANTERA DE CAL ORCK’O

En octubre de 1994, el boliviano Klaus Pedro Schütt descubrió

el mayor yacimiento mundial

de huellas de dinosaurio, en el muro de Cal Orck’o, en una cantera de Sucre (Bolivia), pero él solo era un paleontólogo aficionado y su relato sonaba a disparate. Llamó al Museo de Historia Natural de La Paz, para dar la noticia y pedir que enviaran a sus expertos.

“¿Y cuántas huellas dice que ha encontrado?” le preguntaron. Él respondió que “alrededor de mil”, tras lo cual le dijeron que lo llamarían después, pero tal cosa nunca ocurrió. Schütt lo ignoraba, pero el mayor yacimiento por aquel entonces, en Alemania, reunía apenas 220 huellas. En el muro

de Cal Orck’o, hay más de 10 mil.

Este último recuento lo presentó el paleontólogo suizo Christian Meyer en Sucre, el pasado 22 de abril. Las

pisadas trazan algunas caminatas muy largas y corresponden a cientos de dinosaurios de una treintena de

especies: por aquí paseaban todas las especies conocidas de dinosaurios sudamericanos, incluso tres que no se conocían hasta ahora.

Las huellas reflejan, con un nivel

de detalle jamás alcanzado, cómo

era la vida de los dinosaurios un poco antes de su extinción. Y por eso quieren que la Unesco declare el farallón de Cal Orck’o patrimonio natural de la humanidad.

UN “SANTO GRIAL”

Schütt, de 63 años, es un boliviano de familia alemana, de modales suaves, pero visiblemente emocionado cuando habla de dinosaurios y de su descubrimiento en Cal Orck’o.

“Un geólogo, Hugo Heymann, vio las huellas en la cantera en 1985 y les sacó unas fotos, él había estudiado en el colegio Alemán de Sucre, como yo. En 1994 los antiguos alumnos organizamos una visita a la fábrica de cemento Fancesa, uno que trabajaba allí, de ingeniero, nos mostró las instalaciones. Íbamos caminando por la cantera, al pie de un corte enorme en la montaña, una muralla lisa y amplia. Entonces me fijé en las marcas: había muchísimas huellas de dinosaurio. Me quedé con la boca abierta”.

Entre ellas se distinguía el recorrido de un pequeño tiranosaurio, que llegaba al medio kilómetro: la caminata de dinosaurio más larga jamás registrada en el planeta. Schütt bautizó al saurio como “Johnny Walker”.

Después de las primeras llamadas sin respuesta, Schütt convenció al director del Museo Paleontológico

de Tarija, el ingeniero Freddy Paredes, quien acudió a Sucre y quedó asombrado con el hallazgo.

Schütt, paleontólogo por afición,

cineasta y agente de turismo por oficio, grabó un vídeo en el que Paredes explicaba las huellas, mismo que envió a distintas personalidades (incluyendo a Steven Spielberg), pero no recibió respuesta hasta 1998, cuando el vídeo llegó a las manos de un personaje clave en esta historia: el pa-

leontólogo Christian Meyer, de la Universidad de Basilea, autoridad mundial en huellas de dinosaurios.

Meyer había descubierto la caminata de dinosaurio más larga del planeta, de unos 120 metros, en el desierto del Gobi. Cuando vio las huellas del tiranosaurio Johnny Walker, que alcanzaban los 581 metros, tomó un avión y se plantó en Bolivia.

“Fui con Meyer a la cantera y no podía creérselo. Me dijo que en Sucre teníamos el Santo Grial de la paleontología. En dos meses armó una expedición para fotografiar y mapear con láser toda la pared, sacar moldes de silicona de las pisadas y recoger fósiles”, recuerda Schütt.

En la cantera de la fábrica Fancesa cortaban la montaña en láminas, como si fuera un queso, hasta que encontraron una capa que ya no les interesaba: contenía demasiado manganeso, un elemento que complica la fabricación del cemento, y la dejaron sin explotar. Así quedó a la vista el murallón liso de Cal Orck’o (“cerro de cal”, en quechua), de un kilómetro y medio de largo, 100 metros de alto, y una inclinación de 72 grados.

El primer estudio de Meyer registró más de tres mil icnitas -pisadas de dinosaurio- en esta superficie. Unos años más tarde, la cuenta ya había crecido hasta cinco mil, incluyendo 462 caminatas, pertenecientes a 293 dinosaurios de más de 25 especies. Y hace pocos días el paleontólogo suizo anunció que la cifra superaba ya las 10 mil y que incluían las huellas de tres especies desconocidas.

Schütt sostiene que el mejor aspecto del hallazgo es que las pisadas revelan comportamientos de los dinosaurios “y permiten recrear qué pasaba en Cal Orck’o hace 66 millones de años, poco antes de que se extinguieran”.

ABRUPTA DESAPARICIÓN

Según Schütt, las huellas de Cal Orck´o confirman que la extinción de los dinosaurios ocurrió de manera repentina: “todas esas huellas fueron impresas en el barro en apenas dos o tres días, lo que demuestra que allí vivían muchos animales y muy variados al mismo tiempo, poco antes de que cayera el meteorito de Yucatán”.

El impacto de aquel asteroide, hace 65 millones de años, abrió un socavón de 180 kilómetros de diámetro, produjo tsunamis, terremotos de 13 grados en la escala Richter, incendios devastadores de escala continental, nubes de cenizas y azufre que envenenaron la atmósfera, oscurecieron el planeta y alteraron el clima. En aquel invierno apocalíptico se extinguieron dos tercios de la vida terrestre. Se acabó el reinado de los dinosaurios, y quedó un hueco para la aparición de los “diminutos” humanos.

Son estos últimos los que ahora se esfuerzan por proteger este testimonio de la historia del planeta, de las inclemencias del clima y el tiempo.

“Yo he visto perderse unas quinientas huellas”, lamenta Schütt, “pero he visto aparecer otras dos mil, en las capas que quedaron a la vista”.

Elizabeth Baldivieso, directora del Parque Cretácico indica que en los últimos años se han logrado grandes avances al respecto. “Hemos impermeabilizado la pared, para que las lluvias no la gasten, hemos medido con extensómetros cómo se mueve el terreno, para conocer la evolución y los riesgos futuros (…) cuando Meyer termine sus informes, presentaremos la candidatura de Cal Orck’o para que la Unesco lo reconozca como patrimonio natural de la humanidad”, cuenta.

Klaus Pedro Schütt espera esa decisión que preserve lo que él encontró y divulgó hace más de 20 años: el escenario más valioso para entender el mundo de los dinosaurios.


sábado, 5 de septiembre de 2015

ALCALDÍA REALIZARÁ EL SALVATAJE ARQUEOLÓGICO DE LOS VESTIGIOS HALLADOS EN LA OTB 6 DE JUNIO

La Alcaldía de Cochabamba a través de la Secretaría de Culturas dispuso ayer la contratación de un arqueólogo para realizar una intervención de salvataje, después que hace más de una semana se encontraran restos óseos, líticos y de cerámica cuando se hacía una excavación para la conexión de servicios básicos en la zona norte.

El hallazgo se realizó en la calle Teófilo Vargas y Félix del Granado en la OTB 6 de Junio en el Distrito 12, en el municipio de Cercado, en el momento en que una empresa privada hacía uso de maquinaria pesada para instalar una red de agua potable y alcantarillado sanitario.

El responsable de la Unidad de Patrimonio y Territorio de la Alcaldía, Gustavo Siles, explicó que el Supervisor de Obras y el apoyo técnico hicieron una representación vía el director de Gestión de Obras Contratadas del municipio al responsable de Culturas e Interculturalidad de la Gobernación para tomar medidas al respecto.

“Se ha visto conveniente que la Secretaría de Cultura de la Alcaldía es quien debería tomar cartas en el asunto para que mediante el trabajo de un arqueólogo se haga un registro de toma, tamaño, edad, características en una ficha para la extracción de los restos óseos”, aseveró Siles.

El proceso de arqueología de salvataje consiste en que un arqueólogo levante los restos que se encontraron en un espacio determinado para liberar la zona. Después de una reunión sostenida ayer con la responsable de Culturas de la Alcaldía, Ninoska Lazarte, se coordinó que un profesional sugerido por el Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico de la Universidad Mayor de San Simón (Iniam-UMSS) se haga cargo del trabajo de salvataje.

Siles indicó que una vez que se contrate al especialista, éste se encargará de emitir un informe sobre las características de los mismo para luego llevarlos a una de las casonas para su resguardo.

De momento el trabajo para la conexión de los servicios básicos quedó paralizado hasta que el arqueólogo realice el levantamiento de este importante hallazgo que aportará con mayor información sobre las culturas que poblaron la zona central de los valles cochabambinos.

Gracias al aviso de los vecinos de la zona, se conoció de la existencia de estos restos arqueológicos que ahora deberán ser protegidos.

Ley 370 protege patrimonio

La Ley Departamental No 370 de Patrimonio Cultural de Cochabamba de 2013, en su artículo 21, establece que “la obra, infraestructura, construcción civil pública o privada, actividad o proyecto, debe previamente contar con la Evaluación del Impacto Patrimonial-EIPC para evitar, mitigar o minimizar aquellos posibles impactos negativos sobre el Patrimonio Cultural”.

En su artículo siguiente indica que toda persona natural o jurídica que conozca del daño o afección al patrimonio debe denunciarlo ante el Gobierno Autónomo Municipal o la Gobernación.

Según investigadores arqueólogos los valles cochabambinos constituyen una zona donde se reportaron hallazgos de varios sitios arqueológicos, lo que quiere decir que las casas, calles y avenidas están construidas encima de montículos que guardan vestigios de las culturas anteriores.

Hace varios años en la zona de Jaihuayco se encontró al “Hombre de Jaihuayco” que tiene una antigüedad de 10 mil años antes de Cristo. Asimismo, hace más de siete años en la calle Oquendo y la avenida Heroínas se recuperó una urna. Ambos hallazgos son resguardados por el Iniam-UMSS.