Bolivia tiene lugares maravillosos, en este caso, que son de encuentro con la prehistoria, como el existente en la ciudad de Tarija, con el Museo Nacional Paleontológico Arqueológico que se encuentra en las calles General Trigo esquina Virgilio Lema, a una cuadra de la Plaza Luis de Fuentes.
En sus ambientes está todo un tesoro en fósiles de la era cenozoica, edad cuaternaria y del periodo pleistoceno superior, cuya data es de un millón de años.
A diferencia de otros lugares, los restos de los animales, son todos de mamíferos y no de saurios, como explicó el encargado de la sala de Paleontología del mencionado museo, Renán Martínez.
Todo el legado encontrado se lo hizo en distintas partes de Tarija, incluso en la misma ciudad, cuando en 1999 se hacía movimiento de tierras en la calle Campero, donde se halló la osamenta fosilizada de un mastodonte, en 1999.
Entre las piezas que destacan está un megaterio, un mastodonte, dos gliptodontes que pertenecen a la familia antigua de los quirquinchos, tatúes y armadillos.
Otra de las especies que sobresalen del resto de fósiles son los vestigios de un tigre dientes de sable, que según se sabe fue el único depredador que habitó en Tarija, esa evidencia está mediante el hallazgo de un cráneo y un colmillo que se exhibe en la sala. El resto de los animales que habitaban esa región eran herbívoros y se tienen varias piezas de ellos.
Visitar el museo hace que nuestra imaginación vuele en el tiempo, se traslade a esa época observando algunos gráficos que acompañan a los fósiles y que nos dan una idea de qué tipo de animales prehistóricos vivieron en esta linda región, considerada ahora como uno de los encantos de nuestra tierra.
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