Los restos humanos prehispánicos momificados del Museo Nacional de Arqueología provenientes en su mayoría de chullpas o torres funerarias construidas de piedra o tierra por los Señoríos Aymaras en el altiplano boliviano, son intervenidos con un tratamiento de conservación para ser preservadas en un ambiente de climatización adecuada con temperatura y humedad controladas, junto con otros restos orgánicos arqueológicos.
“Se pretende cumplir con un tratamiento de conservación de todo el patrimonio cultural del Munarq (Museo Nacional de Arqueología) que está conformado por 18 mil piezas arqueológicas aproximadamente. Algunas de ellas nunca recibieron un proceso de preservación ni limpieza, por lo que inicialmente se está priorizando la intervención de las momias que son cerca de 40 entre cuerpos enteros y partes de cuerpos”, aseveró el jefe de la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) del Ministerio de Culturas y Turismo, José Luis Paz.
Explicó el diagnóstico de conservación de las momias posibilitará ubicarlas en un ambiente readecuado de los depósitos del repositorio para que sean resguardados con un embalaje conveniente y limpio junto con otros materiales orgánicos de las colecciones del museo. El Jefe de la UDAM aseveró que en general los restos humanos de los entierros prehispánicos contienen mucha información sobre la vida, actividad, filiación étnica, enfermedades e incluso la alimentación de los individuos que fueron momificados.
La intervención de las momias en su mayoría provenientes de los chullpares o entierros funerarios de los Señoríos Aymaras (período cultural desarrollado del 1100 a 1470 después de Cristo) se ejecuta en el Laboratorio de Conservación que fue equipado este año con la donación de instrumentos especializados.
Paz detalló que se equipa el laboratorio del Munarq a través de las cooperaciones de Bélgica y Japón con equipos básicos, asignando también pasantes universitarios y proyectando junto con otras agencias de cooperación la posible llegada al país de expertos conservadores del extranjero.
“No existe aún la formación en el país en conservación, museología ni paleontología, son las grandes falencias. Se está asumiendo las funciones para tratar de generar las condiciones básicas y necesarias frente a la carencia de especialistas”, afirmó el arqueólogo.
SEÑORÍOS AYMARAS
Algunos estudiosos y arqueólogos asumen que la cultura Tiwanaku desapareció aproximadamente el 1100 después de Cristo, la razón de ello suponen fue por dos hipótesis, una por el incremento de las guerras civiles internas que debilitó el Estado Magnánimo tiwanacota y la otra por una prolongada sequía que pudo prolongarse por más de cuatro décadas, ambas teorías pudieron haber afectado a Tiwanaku hasta su desaparición.
Posteriormente, los Señoríos Aymaras ocuparon el actual altiplano boliviano, fueron confederaciones que edificaron imponentes estructuras de piedra o tierra, fueron torres funerarias o chullpas destinadas a contener los restos humanos de los personajes momificados que eran colocados en posición fetal y envueltos en tejidos hechos de fibra vegetal como paja o totora.
Los aymaras prehispánicos usaron un procedimiento de embalsamiento para la conservación de sus difuntos que incluía la extracción de los intestinos para luego colocarlos en las torres funerarias junto con otros materiales, además de bebidas y comida. También erigieron grandes estructuras en las pendientes de los cerros conocidas como tarrazas agrícolas destinadas al cultivo.
En la sala temporal del Museo Nacional de Arqueología se exponen dos momias y dos cráneos, uno de ellos procedente de la cultura Chinchorro de la región de Atacama más antigua que el periodo cultural de los Señoríos Aymaras. Este cráneo presenta un intento temprano de preservación con sustancias vegetales y forma parte de la exposición: Ancestros, Rastros y Orígenes que concluye el próximo 15 de diciembre y que fue instalado por la celebración de Todos Santos junto con otros objetos arqueológicos como los wako retratos de cerámica o representaciones antropomorfas de cabezas humanas.
PATRIMONIO DEL MUSEO
El Jefe de la UDAM anunció que se pretende cumplir con la conservación respectiva del patrimonio cultural del Museo Nacional de Arqueología (Munarq) conformado por aproximadamente 18 mil objetos prehispánicos de diferentes periodos culturales que fueron depositados en el repositorio desde 1918.
Según los registros históricos el Museo Nacional de Arqueología se remonta a más de una centuria y media en el intento por conservar los testimonios físicos de quienes nos antecedieron. El Monseñor José Manuel Indaburo que a través de muchos años de sacrificada labor, logró reunir una colección compuesta de objetos arqueológicos, etnográficos de ciencias naturales que la donó al pueblo paceño con el propósito de formar un museo en la ciudad de La Paz.
Durante el gobierno del general José Ballivián, un sábado 13 de junio de 1846, en uno de los ambientes del actual Teatro Municipal, situado en la calle Genaro Sanjinés, se inauguró un museo público cuyo primer director fue el doctor Manuel Fernández de Córdova.
El año 1919, durante el gobierno de José Gutíerrez Guerra, se aprueba el contrato de alquiler del Palacio Tiwanaku que perteneció a Arthur Posnansky, instalándose los Museos Nacional y Mineralógico.
En 1922 mediante Resolución Suprema de 22 de mayo de ese año, el Presidente Bautista Saavedra acuerda y autoriza la compra del edificio y su forma de pago con el voto favorable del parlamento. Con una resolución del 26 de agosto de 1922 la edificación pasó definitivamente a poder del estado boliviano.
Son varias las colecciones arqueológicas que conforman el patrimonio arqueológico del Munarq entre objetos de cerámica, líticos, restos óseos, momias, textiles, además de otros. Es la primera vez que los restos humanos del repositorio son intervenidos con un tratamiento de conservación para su respectiva preservación en un ambiente que será climatizado en el propio Museo Nacional de Arqueología de Bolivia.
Edwin Conde Villarreal
(CienciaBolivia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario